El comportamiento ético debe dar como resultado una vida buena, la cual está estrechamente relacionada con la felicidad, según pensadores tan importantes como Aristóteles y Bertrand Russell. En su libro “Etica para Nicómaco”(Libro X), Aristóteles afirma que “La vida feliz es la que se vive conforme a la virtud” y en “La conquista de la felicidad”, Russell sostiene que “Vida feliz es, en gran parte, lo mismo que vida buena”; sus conceptos sobre este tipo de vida se exponen a continuación. Posteriormente se presentarán textos de Erich Fromm sobre la alegría de dar y de ser productivo, y uno de Jalil Jibrán sobre el trabajo, todos relacionados con el tema general que se está tratando.
A – La vida buena
De Bertrand Russell, en su artículo “Lo que creo”:
"La vida buena está inspirada por el amor y debe ser guiada por el conocimiento. Ni el conocimiento sin amor, ni el amor sin conocimiento, pueden producir una vida buena. En la Edad Media, cuando había peste en algún país, los sacerdotes aconsejaban a la población que se congregara en las iglesias para rezar a Dios, pidiendo que los librara de la peste; el resultado era que la infección se extendía con extraordinaria rapidez entre las masas de los suplicantes; éste es un ejemplo de amor sin conocimiento. La última guerra fue un ejemplo de conocimiento sin amor. En ambos casos, el resultado fue la muerte en gran escala.
Aunque el amor y el conocimiento son necesarios, el amor es, en cierto sentido, más importante, ya que impulsará a los inteligentes a buscar el conocimiento, con el fin de beneficiar a los que aman. Pero si la gente no es inteligente, se contentará con creer lo que le han dicho, y puede hacer daño a pesar de la benevolencia más genuina. La medicina nos proporciona un buen ejemplo de lo que quiero decir. Un médico capaz es más útil a un paciente que el amigo más devoto, y el progreso en el conocimiento de la medicina contribuye más a la salud de la comunidad que la filantropía mal informada. Sin embargo, incluso en este caso, es esencial un elemento de benevolencia para que no sean solamente los ricos quienes se beneficien con los descubrimientos científicos."
B – La alegría de dar
Sobre este tema Erich Fromm, en su libro “El Arte de Amar” (Capítulo 2), escribe lo siguiente:
“¿Qué es dar? Por simple que parezca la respuesta, está en realidad plena de ambigüedades y complejidades. El malentendido más común consiste en suponer que dar significa “renunciar” a algo, privarse de algo, sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa correspondiente a la orientación receptiva, experimenta de esa manera el acto de dar. El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él, dar sin recibir significa una estafa. La gente cuya orientación fundamental no es productiva, vive el dar como un empobrecimiento, por lo que se niega generalmente a hacerlo. Algunos hacen del dar una virtud, en el sentido de un sacrificio. Sienten que, puesto que es doloroso, se “debe” dar, y creen que la virtud de dar está en el acto mismo de aceptación del sacrificio. Para ellos, la norma de que es mejor dar que recibir significa que es mejor sufrir una privación que experimentar alegría.
Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de potencia. En el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. Me experimento a mí mismo como desbordante, pródigo, vivo y, por tanto, dichoso. Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad.”
.... “La esfera más importante del dar no es la de las cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano. ¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él; da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza, de todas las expresiones y manifestaciones de lo que está vivo en él. Al dar así de su vida, enriquece a la otra persona, realza el sentimiento de vida de la otra al exaltar el suyo propio. No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita.”
C – Alegría y actividad productiva
Al respecto escribe Erich Fromm, en su libro “¿Tener o Ser?” (Capítulo 6) lo siguiente:
“La alegría es concomitante de la actividad productiva. No es una “cumbre de la experiencia”, que culmina y termina de pronto, sino más bien una meseta, un sentimiento que acompaña la expresión productiva de nuestras facultades humanas esenciales. La alegría no es el éxtasis momentáneo, sino el resplandor que acompaña al ser”
D – El trabajo
El escritor Jalil Gibrán, en su libro “El Profeta”, sobre ese tema escribe lo siguiente:
“Entonces un labrador le dijo: Háblanos del trabajo. Y el contestó, diciendo: Trabajáis para estar en armonía con la tierra y con el alma de la tierra. Porque ser ocioso es ser un extraño en las estaciones, y un desertor del cortejo de la vida que marcha con majestuosa y altiva sumisión hacia el infinito. Siempre se os ha dicho que el trabajo es una maldición, y la labor un infortunio. Mas yo os digo que cuando trabajáis estáis realizando una parte del sueño remoto de la vida que os ha sido asignada cuando ese sueño nació. Y cuando trabajáis estáis en verdad amando la vida, y amar la vida a través del trabajo es entrar en intimidad con el secreto profundo de la vida”
.... “¿Y qué es trabajar con amor? Es sembrar la semilla con ternura y coger la cosecha con alegría, como si fuera vuestra amada quien fuera a comerse el fruto. Es poner en todas las cosas que hacéis un aliento de vuestro espíritu.”
.... “El trabajo es amor hecho visible. Y si no podéis trabajar con amor, sino sólo con desgano, mejor será que abandonéis vuestro trabajo y os sentéis a las puertas del templo a recibir la limosna de aquellos que trabajan con alegría. Porque si horneáis el pan con indiferencia, vuestro pan será amargo y sólo podrá satisfacer a medias el hambre del hombre. Y si exprimís las uvas con mala voluntad, vuestra mala voluntad destilará veneno en el vino”.